jueves, 23 de febrero de 2017

Nos toman por tontos - Jesús Cintora

Arrecian los ataques al trabajo de la justicia, de las fuerzas de seguridad y de los medios informativos que combaten la corrupción

España vive un grave retroceso en la lucha contra la corrupción. Con intromisiones del Gobierno en el trabajo de los profesionales de la justicia, de las fuerzas de seguridad y de los medios informativos. Hay noticias al respecto prácticamente todos los días. Desde hace unos cuantos años. Con un partido del gobierno imputado, la respuesta del presidente en el Parlamento vuelve a ser que la mayor parte de la gente es buena. Luego, sale su portavoz, el insigne Rafael Hernando, para volver a señalar a los periodistas "porque cuentan los mismos casos muchas veces".

Si partimos de la autoridad moral que puede tener Rajoy para combatir la corrupción, entenderemos que, de la misma forma que se le ha permitido seguir en su puesto a pesar de tantos escándalos, puede seguir actuando igual. Venimos de utilizar a los fiscales partidariamente, de la policía política y de echarles la culpa a los medios porque "martillean" informando. Así lo ha vivido el presidente y así lo seguimos viviendo en las últimas semanas.

El caso de José Manuel Soria es un buen ejemplo. A un ministro de Turismo le pagaba la suite un empresario que mantiene un hotel ilegal. Como el propio Soria dijo al negarlo, "no sería cuestión de ser honrado, sino de ser tonto". Muy listo no fue el ministro de los "papeles de Panamá". Quiso cohibir a los periodistas y los denunció. La sentencia confirma que la información era cierta y el partido del gobierno, lejos de disculparse y seguir investigando, vuelve a quejarse de que los medios informan demasiado.

En Murcia han asaltado últimamente varias veces las viviendas del Fiscal Anticorrupción o de un inspector que investiga varios casos. Sí, tiene connotaciones mafiosas. No tiene pinta de que los asaltantes fueran "robagallinas", porque no se llevaron ningún pollo. En esta comunidad, desde tener a un presidente imputado, hasta vivir las intervenciones del mismísimo ministro de Justicia, daría para rodar una buena película de cine negro.

En el peliculón murciano tenemos al presidente autonómico que prometió dimitir si lo imputaban por corrupción, pero no dimite. Aparece también el presidente del Gobierno de España que le apoya y Ciudadanos, que debe forzarle a que se vaya, porque así lo firmaron antes de respaldarle. También están los ministros del Interior y de Justicia, que han actuado contra el trabajo de la Guardia Civil y contra dos fiscales que involucran al presidente en un "plan criminal".

No me dirán que no da para un buen enredo. Tiene visos de tragicomedia. Pero no olvidemos que lo trágico es tener un país con pésimos índices de corrupción, con un partido del gobierno imputado, con jueces y fiscales que abandonan los casos, con conspiraciones de escuchas policiales o con Amnistía Internacional denunciando el recorte en nuestra libertad de expresión. Acaban de preguntarle a Rajoy en el Parlamento y la respuesta ha sido: "España es una gran nación". Y los españoles, mucho españoles. Nos toman por tontos.

A LA JUSTICIA ESPAÑOLA


lunes, 20 de febrero de 2017

El fin de los socios listos


Carta abierta a un traidor: Felipe González - Javier Parra

Hoy informa el periodista Federico Castaño de cómo Felipe González había ido comunicando de forma periódica a Mariano Rajoy cada uno de los detalles del Golpe que iba a producirse contra la secretaría general de su propio partido: contra Pedro Sánchez. Asimismo, sabemos gracias a esta información que la operación ha estado perfectamente coordinada, y que no solo han participado en ella personas como Alfredo Pérez Rubalcaba, Carme Chacón, Eduardo Madina o Susana Díaz, sino que también ha contado con la mirada expectante –cuando no directamente la dirección estratégica– del establishment financiero y de los grandes centros de decisión europeos. Y todo por la posibilidad de acercamiento de Sánchez a un pacto con Podemos como alternativa de Gobierno.

Es por esto que todo lo que se diga es poco, y por lo que esta carta abierta escrita en 2011 por Javier Parra resulta hoy tan procedente y oportuna o más que en 2011, que es cuando su autor la escribió.

Señor González,

Sé que es poco probable que esta carta llegue a su poder y pueda leerla, aunque he remitido una copia a su partido para que se la haga llegar.

Me dirijo a usted para manifestarle mi sorpresa. Mi sorpresa ante el hecho de que siga usted creyendo en esta campaña electoral que es capaz de movilizar a la izquierda para conseguir parar a la derecha.

Leo con atención y estupor sus miserables declaraciones de este domingo alertando de que votar a IU es ayudar a que gane la derecha. No señor González. A la derecha la han traído ustedes, y la han traído poniéndole una alfombra roja hasta la Moncloa y arrodillando a lo poco que quedaba de la democracia española ante la pestilencia de los “mercados”.

Pero voy más allá. La situación actual no es más que la recolección del fruto venenoso que políticos como usted sembraron durante esa falsa transición modélica que vendisteis a los españoles y que muchos os compraron.


Señor González, puedo decir sin miedo a equivocarme que usted ha sido el mayor traidor a la izquierda en la historia de este país. Y le voy a dar algunas razones:

-Nadie como usted durante la transición trabajó para acabar con el Partido Comunista de España. Mire, algo en lo que también coincide con Franco.

-Usted nos metió en la estructura de una organización criminal como es la OTAN, después de prometer que nunca lo haría, y de incluso incumplir el resultado del referéndum de 1986 que se planteó en estos términos: “La participación de España en la Alianza Atlántica no incluirá su incorporación a la estructura militar integrada. Se mantendrá la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares en territorio español. Se procederá a la reducción progresiva de la presencia militar de los Estados Unidos en España”. ¿Ve? Es usted un traidor y un mentiroso.

-Usted contribuyó decisivamente a anular el tejido social y la fuerza sindical que tenía este país en los años 80.

-Usted implantó el sistema educativo que supuso de facto la deseducación masiva y organizada de la sociedad española.

-Usted fue el principal responsable de que los derechos laborales fueran puestos a los pies de los caballos del gran capital.

-Usted inició el desmantelamiento del Estado con la mayor ola de privatizaciones que también ha vivido este país en su historia.

-Usted fue de la mano de grandes criminales como Ronald Reagan, responsable de organizar golpes de Estado, bombardeos indiscriminados y organizar movimientos terroristas anticomunistas en todo el mundo.

-Usted, por si alguien no lo sabe, dio un golpe incluso en su propio partido, el PSOE. ¿Recuerda cuando usted propuso en el XVIII Congreso retirar la definición de “marxista” y fue rechazada? Inmediatamente presentó la dimisión, convocó un Congreso extraordinario amañado, se salió con la suya y convirtió usted al PSOE en un pelele más al servicio del capital.

Señor González, ¿usted para quién trabaja? ¿Para quién trabajó desde los años 70? Porque desde luego para el pueblo español no, y para la izquierda tampoco.

No le voy a decir que se calle, señor González. Siga hablando como lo hace porque ya no engaña a nadie, sólo a esos incondicionales que no quieren ver que las estructuras del Estado que hoy se desmoronan fueron hechas a la imagen y semejanza de usted y de los que como usted trabajaron duramente por la aniquilación política, organizativa y cultural de la izquierda.

Usted, señor González, es el pasado. Y aquellos a los que usted odia, los que perdieron la guerra, los que lucharon durante 40 años mientras ustedes estaban de vacaciones, los que perdieron la transición, los que van sembrando poco a poco semillas de justicia social, serán los que – como cantaba un gran luchador – consigan que haya un día en que “todos, al levantar la vista veamos una tierra que ponga libertad”.

Y para ir terminando, y sin dejar de citar a Labordeta, déjeme despedirme con otra frase suya, ésta vez más prosaica:

“Váyase usted a la mierda”.